25 abr 2014

La habitación maldita en la montaña



Era una noche tranquila en aquella casa que mi abuela había comprado en una montaña, la casa era pequeña y antigua con 3 habitaciones esa noche yo me disponía a dormir luego de un día muy aburrido ya que estuve acomodando la casa, todo había quedado casi listo. En el cuarto mas pequeño ya que ese era el de mi tío el cual el estaba de viaje e iba a dormir solo en la habitación, al rededor de las 11:00 de la noche no podía conciliar el  sueño entonces encendí el televisor y no había ninguna programación pues debido a la zona en la que me encontraba no trasmitían nada en ese horario, al no encontrar nada lo apague. me quede fijamente mirando el techo por un par de segundos cuando de repente sentí una presencia extraña y un frió intenso que rodeaba mi cuerpo inmediatamente halaron mi cama intentaba pararme pero ese frió no me dejo luego de tanto luchar logre escapar de la cama y encendí la luz observe la habitación y no halle nada.

paso el tiempo y un día hablando con mi abuela le conté lo sucedido aquella noche, ella al oír la historia me respondió que hacia muchos años en esa misma habitación se había ahorcado una mujer después de sufrir los maltratos y abusos de su padre por ese motivo ella molestaba a los hombres que habitaban aquella habitación.

24 abr 2014

El cartucho maldito de Mario 64



Recuerdo que cuando era joven me gustaba mucho el juego de Super Mario 64 siempre lo jugaba en casa de mi tía, un día de por casualidad apareció un pop-up en el que podía pedir el juego, normalmente no creo en estas cosas pero era tal la nostalgia, así que lo ordené y me costó unos 10 dólares, nunca más pude volver a ver el pop-up (No guarde la url) , después de unas semanas llegó el juego, apenas lo abrí me sentí robado puesto que en vez de estar una portada con mario volando y un sello oficial de nintendo vi una caja en blanco con el titulo: Mario escrito de mala gana y con marcador grueso, pero recordé que lo importante era el juego, así que desempolvé mi vieja 64 y me puse a jugar, a penas empezo vi la cara de mario, la que podías estirar de formas muy graciosas, estire un poco una parte y cuando iba a estirar la oreja, el televisor comenzó a emitir estatica además de algunos sonidos aleatorios y escuché una voz en japones que susurraba y silvaba, quité eñ cartucho y volví a ponerlo, no me molesté con el rostro de mario otra vez, así que solo empecé una nueva partida, cuando empezó se había saltado el monologo en el que peach invitaba a Mario a su castillo, de inmediato Mario estaba en el castillo que se veia muy tenebroso no se escuchaba a bowser ni había ningún toad con quien hablar solo había silencio muerto y a la unica puerta que podía acceder era la del Campo de batalla de los bob-ombs, ninguna otra puerta respondia a los comandos del control.

Cuando entré a la habitación en vez de cuadro de los bob-ombs había un lienzo en blanco, pensé que eran glitches menores que no afectarían el juego así que entré en el lienzo, cuando tenías que elegir la misión en un fondo blanco con una estrella de mario todo se volvió negro en lugar de aparecer el nombre de la misión apareció otro con el nombre "Volver atrás" (No se como si supuestamente el juego está en japones :l)

Ahí empezó el escenario normal creí que por fin podría jugar a mi juego de la infancia favorito con tranquilidad, pero ahí fue donde lo ví... Luigi, nunca lo ví en el juego, además no parecia un cambio de paleta de mario, parecía un modelo totalmente original, así que lo perseguí, pero comenzó a correr después todo se volvió extraño, cada vez que tomaba una moneda la música y los enemigos se volvían mas lentos y el fondo más tetrico y morbido cuando tomé la quinta moneda los enemigos solo se detuvieron y cayeron al piso, como si estuvieran muertos, estaba bastante impactado pero seguí buscando a Luigi.

Cuando subía la montaña, no había balas de cañón bajando e intentando golpearme y a ese punto ya no podía ver a Luigi seguí subiendo hasta que llegué a la cima, no ví a luigi en ningun lado ni tampoco al rey bob-omb, solo una pequeña cabaña. no habia ningun objetivo así que entré en la cabaña.

a penas la puerta se cerró apareció la imagen de Luigi colgado que fue acompañado por un horrible chirrido muy aterrador junto a un sonido de un piano, Mario comenzó a sollozar como por 5 minutos y luego la pantalla se desvaneció para sacar a mario de la pintura, y en lugar del lienzo blanco, apareció la imagén de luigi colgado. la habitación cambio, ahora era una pequeña habitación con toads con expresiones blancas y tunicas blancas, del otro lado había una nueva imagen, que era de mi familia, pero era muy reciente recuerdo haber posado para ella la semana pasada, estaba muy asustado no había forma de que jugara eso, intenté apagar la consola, quitar el cartucho y nada, el juego seguía ahí intente desenchufar el televisor y la consola pero estaba condenado a jugar, asi que salté al cuadro la unica misión disponible se llamaba: "Corre, No hables" y el unico objetivo era "Dejemoslo ir"

el escenario era un monton de plataformas sobre el agua y vi un bulto negro, un fallo no sé que era ni siquiera parecia un modelo terminado, se movía sin dirección ni objetivo estuve saltando de plataforma en plataforma sin objetivo ni final, mario solo corría en circulos podría haberlo hecho por horas hasta que el bulto negro lo alcanzó, Mario no gritó ni se opuso solo se dejó consumir y perdi una de mis vidas asi que mario salió disparado de la pintura, pero esta vez algunos toads desaparecieron y la foto de mi familia, parecia la misma pero nuestros cuerpos se veian parcialmente descompuestos, parecía demasiado real para ser photoshopeado como si alguien hubiera tomado nuestros cuerpos y les hubiera tomado la foto, volví a saltar al cuadro, la mision esta vez se llamaba "Estoy por aquí" escrito así exactamente (según el juego estaba en japones yo no se ahora :l)

esta vez era una habitacion oscura sin ningun lugar a donde ir, solo estaba mario y un piano, sabia que debia correr del piano loco que quería matar a Mario, pero no había ningun lugar a donde ir, tuve que dejar que mario recibiera el daño, pero en vez de la secuencia de muerte de siempre, esta vez Mario cayó al piso y comenzaron a salirse las tripas y la sangre, la camara se colocó de forma que se viera desde arriba a mario muerto y derrepente la pantalla completa enseñó la escena de manera fotorealistica del cadaver de mario, empecé a llorar silenciosamente.

Mario salió disparado de nuevo de la pintura esta vez los cuerpos se veian mas y mas descumpuestos demasiado repulsivos, agujeros en la carne, las tripas saliendo y mi padre tenía un globo ocular fuera de su cuenca, derrepente vi la imagen de el castillo de peach en ruinas los campos incendiandose y el cielo se tornó de negro se escucho la voz de bowser "NUNCA PODRÁS SALVARLA" (Insisto que segun el juego estaba en japonés) luego vi la imagen de peach sin ojos, solo agujeros negros y abrio la boca para un espeluznante susto, entré por ultima vez al cuadro, no habia nombre para la misión, solo logré leer "Bucea" y había un oceano pero ningun objetivo el agua estaba oscura y vacia no habia peces ni nada, nade y nade por 10 minuos pero cuando no consegui nada subí, hasta que mario fue tragado por un pez que apareció de la nada, ahí salió la pantalla "Juego Acabado" y vi la foto de mi familia pero esta vez eran esqueletos, muy reales, intente acceder tres veces a la partida pero no lo logré, abrí la otra partida, pero esta vez la foto de los esqueletos no se parecia a la primera... como si fuera otra familia.

El Rey Baja





Fue hace tres semanas. Estaba en Google buscando sitios divertidos para ver. Encontré un imageboard muy Peculiar. Todo mundo hablaba críticamente sin sentido. Ellos decían cosas como "Hiel yo los vi esta noche. La propiedad da nos levantamos en altos 99924028 EL REY BAJA"

Esa era una frase que se usaba con frecuencia. "El Rey Baja." Primero pense que era Spam por los numeros que aludian esa frase, pero...su uso era demasiado frecuente y erratico como para ser spam. Habia errores ortograficos, y los numeros no parecian ser al azar.

Decidi, al carajo, voy a ver que pedo con este sitio. Postee en lo que parecia ser un "random board" casi como /b/, (no habia tema designado en ningun topic). Yo dije hola, soy nuevo, y queria iniciar un tema divertido. Les dije que pusieran las imagenes mas graciosas que tuvieran.

Ahi empezo por primera vez. recuerdo el primer comentario moy bien. decia "Bueno ver. ¡U juntura la AYUDA! ¡AYUDA!" Desde ahi se puso raro. Me dijeron que ignorara "los injertos." Asumi que era una broma interna. Desde ahi, Empzaron a hablar como locos. Posteaban lo que parecian numeros y letras al azar, caracteres de varios lenguajes (unos pocos parecieron rusos, y medio- orientales, tambien habia koreanos y chinos.)

No tenia idea de lo que pasaba.

Vi la frase de nuevo. Numeros y luego "El Rey Baja."

Despues de eso, la electricidad se corto. obscuridad total. me frikie enseguida. revise y los fusibles se habian botado. los cambie, la energia regreso. Cuano regrese a mi computador, Estaba la imagen de un pequeñin. Era caucasico, no tenia mas que 10 años.

Me sente, desconcertado, pero curioso. El chico sonrio, y parecia que hablaba, pero no oia nada. Mis bocinas estaban encendidas, asi que subi el volumen. Apenas y oia lo que decia, Era un siseado murmullo. subi a todo volumen, y seguia escuchandose el debil murmullo. Sus labios se movian lento.

Pegue oreja al altavoz para oir. Entonces grito, una explosiva y terrible voz que me gritaba como un demoniaco dios. La imagen cambio, El pequeño lloraba, sus ojos sangraban mientras blancas manos le arrancaban la piel de su rostro.

Se fue la luz de nuevo.

Otra vez los fusibles. cuando regreso la energia, Todo normal. Mi computador encendio normalmente, y nada tenebroso paso.

Empece a recibir E-Mails. Eran extemadamente cripticos, y llenos de codificados numeros, casi copmo los posts. Me enviaron uno que estaba en español regular, que decia, "Solo pasalo, SOLO PASALO CHINGADO." Y no supe que significaba.

Me levante para tomar agua, y me congele con miedo. de mi techo colgaba un hombre, balanceandose gentilmente. En las paredes, Escrito con sangre seca, decia: "EL REY BAJA." Para cuando parpadee, la vision se habia ido.
Siguio por semanas.

Regrese al board, Me estaba volviendo loco. Justamente cuando me iba a confinar a un pinche manicomio, Lei un post con tal coherencia: "Pasa a el rey, pasa a el rey."

El Tema se elimino antes de que siquiera yo pudiera verlo. Hice un nuevo tema, Y cuando teclee,las palabras en mi mente no eran las que aparecieron en pantalla. mis dedos tenian mente propia. Escribi dos cosas. "HGHSUTHS." y "4918484 EL REY BAJA."

Entonces me di cuenta. Estaba pasandola. Las alucinaciones pararon. Estaba Bien. Aprendi como estar seguro.

Lo siento...

HAKKSITMS 44919174 EL REY BAJA...

Mereana Mordegard Glesgorv





Hay un video en YouTube llamado Mereana Mordegard Glesgorv. Si lo buscas, no encontrarás nada. Las pocas veces que lo encuentres, verás un video de 20 segundos de un hombre mirando fijamente a la cámara, sin emociones, luego sonriendo los últimos dos segundos.
El fondo no está definido. Esta es la única parte en línea del video.

El video completo dura 2 minutos, y fue removido por YouTube luego de que 153 personas que lo vieron se sacaran los ojos y los enviaran a las oficinas de YouTube en San Bruno. Dichas personas luego se suicidaron, y no se sabe como lograron enviar los paquetes.
Y había una inscripción críptica en sus brazos que aún no ha sido descifrada.

YouTube periodicamente sube los primeros 20 segundos del video para evitar sospechas, así las personas no buscarán el video real y lo subirán. El video en sí fue visto por un miembro del Staff de YouTube, que comenzó a gritar luego de 45 segundos. Este hombre está bajo sedado todo el tiempo, y es incapaz de recordar qué vio.
Las otras personas que estaban en el mismo cuarto que él, lo vieron y apagaron el video por él, diciendo que solo podían oír el sonido de un taladro. Ninguno se atrevió a mirar la pantalla.

Nunca se halló a quien subió el video, y la dirección IP de éste era inexistente. Y el hombre del video jamás fue identificado.

El amante nocturno





Otra vez, otra vez ese terrible sueño. Ya estoy cansada. La primera vez pensé que sólo era un sueño, la segunda y tercera vez pensé que era la impresión que me había causado, pero ahora… estoy asustada. Esta última vez fue tan real… No quiero dormir, porque sé que volveré a soñar con eso. Pero, ¿qué es? No…, no lo sé, nunca he querido abrir los ojos para verlo, el miedo me consume…
No lo negaré, el primer sueño lo he disfrutado. Nunca me había sentido así, fue la sensación de morir y vivir a la vez. Entre sueños, sin saber si aún dormía o si había despertado, pude sentir unas manos sobre mi cuerpo. Sentí cómo pasaban por mis piernas, por mi abdomen, mi pecho y entre mis piernas. Después sentí todo un cuerpo encima de mí y una respiración en mi oído. Y cuando esa cosa llegó a mis piernas, sentí un terrible y frío dolor, quería despertar pero no pude. Quise gritar de dolor, pero no pude hacerlo. Poco a poco el dolor fue desapareciendo, y de un momento a otro, el dolor se convirtió en placer. Recuerdo sentir ese cuerpo moverse encima de mí. Yo sólo movía mi cuerpo en conjunto con aquel y me aferré a las sábanas de mi cama. El placer aumentaba cada vez, sentía que ese momento se acercaba… y llegó a mí, como una explosión de nuevas sensaciones. Me convulsioné en múltiples orgasmos… me sentí tan viva, que pensé que alguien había entrado a mi casa y se había aprovechado de mí. Abrí los ojos y miré a mi alrededor, pero no había nadie, sólo estaba yo, pues vivo completamente sola.
Al día siguiente desperté tan cansada y exhausta como nunca lo había estado, pensé que era por aquel sueño. Cuando me levanté, vi que estaba manchada de sangre. Me asusté, pero luego recordé que mi periodo se acercaba, tal vez sólo se había adelantado… pero no era así.
Pasaron dos noches más y volví a tener ese sueño, fue igual que el anterior. Pasó una semana, y lo soñé por tercera vez. Aunque lo disfruté como la otra vez, sentí miedo. ¿Estos sueños se habían convertido en un hábito para mí? Cada día que despertaba de una noche como ésa, estaba exhausta y con poca fuerza y había algo pegajoso entre mis piernas. Me parecía que cada vez era más y más cansado el despertar.
Mi aspecto cambió, ahora era muy delgada, mi piel se veía gris, tenía unas feas ojeras y siempre me sentía cansada. “¿Qué te ha pasado?”, preguntaban todos, cosa que yo no podía responder, pues no entendía qué me pasaba. Pero de algo estaba segura, eran esos sueños. Eso que venía por las noches, venía por un propósito, y estoy segura de que era para llevarse poco a poco mi vida. Algo debía hacer, ¿pero qué? Me dediqué a buscar a pesar de mi cansancio, pasé toda la noche investigado; quería saber qué era eso y cómo hacer que se fuera.
La noche siguiente me acosté como de costumbre. A pesar del terror que sentía y de que no me sentía nada segura al dormir, el cansancio me venció y me quedé profundamente dormida. De repente, sentí que alguien se acercaba a mí, esa cosa había vuelto. Lo sentí sobre mí, pero esta vez no iba a dejarme. No sé cómo, pero esta vez pude hablar y grité con todas mis fuerzas, “¡Vete de aquí! ¡Déjame!”. Grité tantas veces como pude y finalmente pude abrir los ojos. Aun en la oscuridad, al fin pude verlo: era un hombre alto, de piel blanca, su cabello era largo y oscuro, sus ojos parecían no tener pupilas y ser completamente negros… su mirada era de superioridad, y su cuerpo era perfecto. Era el hombre más hermoso que jamás había visto en toda mi vida. Él se levantó, me miró por varios momentos y dijo: “Eres la primera”. “¿Quién eres?”, le pregunté. Él se alejó, y con cada paso que daba su cuerpo empezaba a deteriorarse, empezaba a jorobarse, su cabello desaparecía y un hedor empezó a emanar de él. Respondió mi pregunta, se fue y todo quedó en silencio.
Mi vida volvió a la normalidad. Desde entonces, él no ha vuelto y sé que no volverá, porque he sido la primera que se ha negado a abandonar todo por él. No creo que vuelva a ver a Larimón…

The Grifter






"Lo postearon hace unos años, en el 2007 o el 08 bajo un link extranjero, con el OP (Original Poster) que posteó el link diciendo qué jodido estaba.
Era realmente borroso, y de lo que puedo recordar, mostraba cosas extrañísimas, como una bañera llena de gusanos, pinturas antiguas derritiéndose, bosques, colores parpadeantes, texto en un lenguaje diferente (de lo que recuerdo), todo mientras una extraña voz tocaba lo que sonaba como un murmullo extraño, si es que han visto el video de 'there is nothing', similar a la misma voz, pero más indistinguible.

Entonces se volvió un poco menos borroso, y había un video de un pequeño perrito siendo agarrado por el cuello, retorciéndose de dolor pero con gritos similares a los de un niño... luego mostró una guardería, con muchas cunas, todas con niños adentro, muertos.
La cámara se acercó a una de las cunas y uno de los recién nacidos se levantó un poco, comenzó a llorar y sangrar de los ojos y boca.
Luego otra toma de un sótano (como a linicio), con una mano deforme desapareciendo en un charco de sangre. Luego mostró más texto (alguien 'dijo' que el texto significaba 'tu raza es una que está muriendo'), con la imagen de una planta pudriéndose con rapidez, close ups de cadáveres.
Y puedo describir que tenía casos de posesión demoniaca y exorcismos que claramente nunca han sido vistos fuera del país de origen de la cinta. Mientras esto pasa, la voz que habla calmadamente, comienza a gritar de dolor y sufrimiento, algo sumamente aterrador. Luego regresan los murmullos, como de una radio con mala recepción, a lo largo del video."

¿¿Mi amigo un Demonio??





Lunes 8 de diciembre del 2006 :
Estábamos jugando a la Quija con Daniela y Rigoberto, eran las 12:48 y ya habiamos terminado la sesión. Fueron largos 48 minutos de escalofrío y curiosidad, nada interesante, nada. En absoluto, no pasó nada. Ahora me doy cuenta que la Quija siempre fue una farsa.
Martes 9 de diciembre del 2006 :
Rigoberto es un terco, me ha insistido a que juguemos a la Ouija otra vez. Le pregunté a Daniela y me dijo que le daba lo mismo, asique en la noche nos juntariamos otra vez.
12:00 Pm en la noche:
Mis padres habían salido, mi casa estaba oscura, sólo unas cuantas velas nos daban luz. La noche era perfecta para la sesión de Ouija. Empezamos a hacer los rituales habituales cuando empezó a pasar el tiempo. Abrimos la puerta del más allá y Rigoberto se puso raro. Que le pasa?, le pregunté a Daniela. Rigoberto se paró y dijo que iba a vomitar al baño, pues estaba mareado. Empezamos a sentir una voz del baño, parece que estaba hablando solo. Tuve que ir a verlo y cuando entré, lo ví hablando con el espejo.
Que te pasa?, pareces un loco.
Nada, estaba viéndome al espejo, parece que estoy pálido.
Y porque hablabas?
Yo no he hablado.
No habia caso, me porfiaba que según él, no estaba hablando. Tuve que callar.
Miércoles 10 de diciembre del 2006 :
Hoy fue un dia muy malo, Primero cuando estábamos en clase, Rigoberto empezó a portarse mal y la profesora le llamó la atención. Rigoberto la insultó y lo suspendieron. No sé que le pasa, está muy raro ultimamente.
Jueves 11 de diciembre de 2006 :
He traido el diario al colegio, estoy espiando a Rigoberto, está portándose muy raro. Es recreo. Lo estoy siguiendo, por ahora solo va caminando por el pasillo. Hey, ha chocado con alguien, estan discutiendo, parece que va a haber mocha. Después sigo escribiendo, diario, han tocado la campana.
Segundo recreo:
Se ha armado la mocha, los alumnos han formado un círculo y Rigoberto y el otro tipo van a pelear, esto esta bueno. Oh!, el tipo le ha dado un puñetazo a Rigoberto... Que mierda!, Rigoberto ha sacado una cuchilla, que?...
El 24 de Agosto, este diario fue encontrado botado por los alrrededores del colegio que fue cerrado, estas páginas no alcanzan a contar el descelance de esta historia, pero yo soy uno de los sobrevivientes de la tragedia. Me llamo Reymundo, y ví todo lo que pasó, asique, He querido escribirlo aquí, pues quiero que el que esté leyendo esto, lo sepa, sepa lo que pasó ese dia...
Rigoberto sostenía el cuchillo, y se lo clavó en el cuello al "tipo", después fue matando a todos los del círculo y a los que corrían, los perseguía cuchillo en mano. Yo estaba debajo de la escalera, me habia alcanzado a refugiar. Rigoberto también mató a su amigo, el dueño del diario, clavandole el cuchillo en la frente. Después llegaron las autoridades del colegio y ásesinó a todos los profesores. El colegio estaba lleno de sangre y cadáveres. Era un verdadero infierno, y ese demonio, ese chico, con el cuchillo en la mano y la polera del colegio llena de sangre. El director logró sostener del brazo al niño y le arrebató el cuchillo, pero este, corrió hacia los baños, se encerró en una cabina y se suicidó. Nadie sabe que le pasó a Rigoberto, porqué, ese cambio tan repentino. Pero después de yo haber leído tantas veces este diario, he llegado a la conclusión que la Ouija le hizo mal o se le metió un demonio...

El Suicidio de Calamardo






Fuí interno en Nickelodeon Studios durante el 2005 para obtener mi título en animación. No me pagaban, de hecho la mayoría de las pasantías no son pagadas, pero tuve algunas experiencias más allá de la educación.
Los adultos no lo ven como un buen trabajo, pero la mayoría de los niños se cagarían si pudieran estar ahí. Como trabajaba con editores y animadores, me tocaba ver los capítulos nuevos antes de que salieran al aire. Iré al grano sin dar muchos detalles.
Acababan de hacer la película de Bob Esponja y el staff entero estaba falto de creatividad, así que les tomó mucho tiempo iniciar la siguiente temporada. Pero en realidad, el retraso duró más por razones perturbadoras.
Hubo un problema con el primer episodio de la temporada que retrasó por meses a todos y a todo. Otros internos y yo estábamos en el cuarto de edición junto con los animadores principales y los editores de sonido, listos para hacer el corte final. Recibimos una copia de lo que se suponía era "Fear of a Krabby Patty" y nos reunimos alrededor de la pantalla para ver. Ahora, dado que no era el corte final, a veces los animadores ponían un título falso en tono de broma, un chiste interno como "Como no funciona el Sexo" en lugar de "Rock-a-by-Bivalbe" cuando Bob y Patricio adoptan una ostra.
Nunca fue nada en particular gracioso, pero siempre fueron chistes relacionados con el trabajo. Así que cuando vimos como título "Squidward's Suicide (el Suicidio de Calamardo)" no pensamos que fuera algo más que una broma mórbida. Uno de los internos incluso emitió una risa seca.
Comienza con la música alegre de siempre.
Inicia con Calamardo, practicando con el clarinete, errando algunas notas como siempre. Oímos a Bob riéndose afuera; Calamardo se detiene y le grita que se calle, puesto que tiene un concierto esa noche y necesita practicar. Bob dice que sí, y se va a ver a Arenita junto con Patricio.
La splash screen de burbujas aparece y entonces vemos el final del concierto de Calamardo.
Aquí fue donde todo se puso raro.
Al estar tocando, algunos cuadros se repitieron una vez, pero el sonido no (en este punto el sonido ya está alineado a la animación, y eso no era común), pero entonces deja de tocar, el sonido termina como si nada hubiese pasado. Hay murmullos en la multitud antes de que comiencen a abuchearlo.
No eran abucheos de caricatura comunes en el show, se podía escuchar malicia en ellos.
Calamardo estaba visible de pie, nervioso y viéndose asustado. La imagen cambia, esta vez hacia el público; Bob Esponja está en el centro, y también abuchea, comportándose muy diferente a como lo hace siempre.
Lo más rato de todo, es que todo mundo tiene ojos híper realistas. Muy detallados. Cláramente no fotos de ojos reales, pero algo un poco más real que CGI. Las pupilas rojas. Algunos nos miramos entre sí, obviamente confundidos pero como no éramos los escritores, nunca nos preguntamos como le atraería eso a los niños... aún.
La toma cambia, Calamardo sentado en la orilla de su cama, viéndose muy mal.
Por su ventana se ve la noche, así que es poco después del concierto. La parte más aterradora es que en este punto, no hay sonido. Literalmente. Ni siquiera el sonido de los speakers en la habitación. Como si estuviesen apagados, aunque estaban trabajando perfectamente.
Calamardo solo estaba ahí, sentado y parpadeando en silencio como por 30 segundos, entonces comenzó a llorar. Sonaba como una pequeña brisa a través de un bosque. Luego se cubrió la cara y lloró en silencio por un minuto, mientras el sonido poco a poco comenzó a intensificarse.
La pantalla poco a poco comienza a acercarse a su rostro. Por "poco", me refiero a que solo es notable si miras las tomas con 10 segundos de diferencia. Su llanto se vuelve más fuerte, lleno de dolor e ira. La pantalla se deforma, como si se doblara sobre sí por un segundo antes de volver a la normalidad. El sonido leve como de viento se vuelve más intenso y más severo, como si hubiese una tormenta.
La parte tétrica es que este sonido y el llanto de Calamardo suena demasiado real, como si el sonido no viniera de los speakers, como si estos fueran agujeros y el sonido viniese de otro lado.
Aún si el estudio tiene un buen equipo de sonido, no tienen el equipo necesario para producir sonido de esta calidad.
Bajo el sonido del viento y el llanto, algo comenzó a sonar, una especie de risa en intervalos raros y nunca durando más de un segundo para que no pudieras oírlo con facilidad (vimos esto dos veces, así que perdónenme si las cosas suenan muy específicas, pero he tenido tiempo para razonar sobre ellas). Luego de treinta segundos de esto, la pantalla se puso borrosa, se torció violentamente y algo parpadeó rápidamente sobre la pantalla, como si faltara un cuadro de animación. El editor principal de animación puso pausa y regresó cuadro por cuadro.
Vimos algo horrible. Era la foto de un niño muerto, de no más de seis años de edad. Su cara estaba deformada y ensangrentada, un ojo colgando sobre su rostro. Estaba en ropa interior, con el estómago abierto y las entrañas yaciendo a su lado. Estaba tirado en una especie de pavimento, probablemente algún camino.
La parte más aterradora era que se podía ver la sombra del fotógrafo.
No había cinta del crimen, no había evidencias o marcas, y el ángulo estaba completamente erróneo para ser parte de evidencia de un crimen. Pàrecía como si el fotógrafo fuese el culpable de la muerte del niño. Estábamos mortificados por supuesto, pero seguimos, esperando que fuera una broma torcida y enferma.
La pantalla regresó de nuevo a Calamardo, aún llorando más fuerte que antes, y con la mitad del cuerpo en la toma. Ahora, había sangre corriendo por su rostro, saliendo de sus ojos; los cuales estaban dibujados de forma hiper-realísta, como si al tocarlos, pudieses mancharte de sangre. El viendo ahora sonaba como un huracán a través de un bosque; incluso con sonidos de ramas rompiéndose.
La risa, un barítono profundo, ahora duraba más y era más frecuente. Tras 20 segundos, la pantalla volvió a deformarse para mostrar una foto de un solo cuadro. El editor dudó en repetirla, pero sabíamos que debía hacerse.
Ahora, la fotografía era de una niña pequeña, no mayor que el niño de la primera. Estaba tirada sobre su estómago, un charco de sangre a su lado. Su ojo izquierdo también había sido extraído, y estaba en ropa interior. Sus entrañas estaban en su espalda, saliendo de un corte. De nuevo, el cuerpo estaba en la calle y se podía ver la sombra del fotógrafo, similar en tamaño y forma a la primera.
Casi vomité, y una interna, la única mujer de la habitación, salió corriendo. El show continuó. Luego de cinco segundos tras la foto, Calamardo se calló al igual que todo sonido, como cuando empezó. Se retiró las manos y sus ojos estaban dibujados en híper-realismo como los otros al principio del episodio.
Sangraban, inyectados de sangre y pulsando. Solo miraba la pantalla, como si viese al espectador. Luego de 10 segundos, comenzó a sollozar, esta vez sin cubrirse los ojos. El sonido era agudo y fuerte, y mezclado con gritos. Lágrimas y sangre escurrían por su rostro como un torrente.
El sonido de viento volvió junto con la risa de voz profunda, y esta vez la fotografía duró por 5 cuadros.
El animador pudo detenerla en el cuarto y retrocedió. La foto era de un niño de edad similar a los anteriores, pero esta vez era diferente.
Las entrañas estaban saliendo del estómago, siendo arrancadas por una gran mano; el ojo derecho arrancado y colgando, sangre escurriendo de él. El animador procedió.
Era difícil de creer. Avanzó al siguiente cuadro, la misma cosa. Volvió al primero, reproduciéndolos rápidamente y entonces yo me quebré. Vomité en el piso; los animadores y editores estaban viendo horrorizados la pantalla.
Los 5 cuadros no eran 5 fotos diferentes, eran LOS CUADROS DE UN VIDEO. Vimos como la mano levantaba lentamente las tripas, vimos los ojos del niño enfocándose en la mano, y vimos parpadear al niño los últimos dos cuadros. El editor principal de sonido nos dijo que paráramos, que tenía que llamar al creador para que lo viera por sí mismo. El Señor Hillenburg arribó quince minutos después, confundido y sin saber porqué lo habían llamado, así que el editor siguió con el episodio. Una vez que terminaron los cuadros, Calamardo volvió a aparecer, viendo al espectador, la toma enfocada en su rostro por 3 segundos. La toma se abrió, y una voz dijo "HAZLO", mientras Calamardo sostenía una escopeta.
Inmediatamente pone el arma en su boca y jala el gatillo. El muro tras él acaba salpicado por sangre y materia gris realista, y Calamardo sale despedido hacia atrás con fuerzaa.
Los últimos cinco segundos muestran su cuerpo sobre la cama, de costado, y un ojo cuelga de lo que queda de su cabeza, viendo fijamente el suelo.
El episodio acaba. El señor Hillenburg está furioso, y demanda saber qué demonios está pasando. Muchos dejaron el cuarto en este momento, así que solo unos cuantos de nosotros lo vimos de nuevo. Ver el episodio de nuevo solo sirvió para que se grabara en mi mente y me produciera muchas pesadillas. Siento mucho haberme quedado.
La única teoría que tenemos es que el archivo fue editado por alguien en la cadena desde el estudio de dibujo. Llamaron al CTO para que analizara qué había pasado. El análisis del archivo muestra que le grabaron material nuevo; y por más que intentamos averiguar qué había ocurrido, no logramos encontrar nada.
Hubo una investigación respecto a las fotos, pero no obtuvimos información de ellas. No se identificó a ningún niño, y no encontramos pistas de la información o pistas físicas en las fotos.
No creía en fenómenos inexplicables antes de esto, pero ahora sé que cuando algo pasa y no puedo probar qué lo ocasionó, lo pienso dos veces.

23 abr 2014

"La silla de la muerte."


En 1702, un asesino convicto llamado Thomas Busby estaba a punto de ser ahorcado por sus crímenes, su último deseo fue tener su última comida servida en su sitio favorito en Thirsk, Inglaterra; terminó de comer, se levantó y dijo: "Que la muerte súbita llegue a todo aquel que se atreva a sentarse en esta silla."

Durante la Segunda Guerra Mundial, los pilotos de una base cercana que frecuentaban ese pub donde estuvo Busby y que se sentaron en la silla, nunca volvieron de la guerra; en 1967, dos pilotos de la Fuerza Aérea Real sentados en la silla, se estrellaron en su camioneta justo después de que se fueron del lugar; en 1970, un albañil probó su suerte en el banquillo, sólo para morir esa misma tarde al caer en un agujero en su lugar de trabajo; un año después de eso, un carpintero que estaba sentado en ella murió después de que el techo en el que estaba trabajando colapsara.

Una señora de la limpieza del pub tropezó cayendo en la silla y murió poco después de un tumor cerebral; incluso cuando el dueño del bar ocultó la silla en el sótano, en un trasteo un ayudante se sentó allí y murió atropellado esa tarde.

Finalmente, el dueño del pub donó la silla para el museo local en 1972 y allí muestra la silla colgada cinco metros en el aire de manera que nadie pueda sentarse en ella.

"Annabellle , la muñeca poseída."



En 1970, una mujer de compras en una tienda de segunda mano compró una muñeca para su hija, que estaba en la universidad, a su hija le gustó y la puso en su apartamento, pero pronto ella y su roomate empezaron a sufrir las consecuencias.

Se movía de un lado al otro sin que nadie la tocara, aparecía por que sí en otras partes de la casa, encontraron pequeños trozos de papel de pergamino, escritos con cursiva de niño chiquito y un día encontraron la muñeca de pie sobre sus piernas de trapo cuando esto es físicamente imposible

La mujer consultó a un medium por estos sucesos y les dijo que la muñeca estaba poseída por una mujer llamada Annabelle que era "amante" de las muchachas de Universidad; sin embargo esta cita lo que hizo fue alborotar el espíritu y un hombre incluso dice haber sido atacado por la muñeca quién le dejo una herida en el pecho.

Luego se contactó al dúo de parapsicólogos Ed y Lorraine Warren, quienes descubrieron que la muñeca no estaba poseída por el espíritu de una niña sino por un demonio que había mentido sobre su identidad con el fin de acercarse a ella y su compañera, con la intención de poseer a una o ambas; finalmente las mujeres dieron "Annabelle" a la pareja de psíquicos que la encerraron en una urna de cristal en su Museo de Ocultismo de Connecticut con una nota que dice: "Advertencia : No abra".

"El Espejo de Myrtles Plantation "



Myrtles Plantation es una de las casas más embrujadas de los Estados Unidos y del mundo; queda en una plantación que se remonta a 1796 y fue construida sobre un cementerio indígena; se dice que por lo menos diez asesinatos y sucesos paranormales ocurrían casi diariamente.

Pero de lo que más se habla, es de un espejo que llegó a la casa en 1980; los huéspedes de la finca han informado de figuras que salen de el espejo, así como las huellas de las manos de tamaño infantil impresas a veces en el cristal; la leyenda cuenta que el espejo contiene el espíritu de Sara Woodruff y sus hijos; ellos fueron envenenados y aunque la costumbre dicta que los espejos deben ser cubiertos después de la muerte para evitar que los espíritus queden atrapados, este espejo no estuvo cubierto, por lo que la creencia es que las almas siguen "viviendo" allí.

22 abr 2014

La casa del espanto



En la carrera 4 # 6-65 de Villa del Rosario, Norte de Santander, a unos 500 metros del templo histórico donde en 1821 se creó la Gran Colombia, una familia convive desde hace más de 75 años con una manifestación del más allá…una sombra de aspecto masculino, al parecer del herrero don Eliseo Rodríguez fallecido en 1933 a sus 70 años, espanto que doña Rosa Isabel Dávila Ardila describe como una aparición con vestuario y sombrero oscuro, situación que pese a los años aún le hace erizar la piel y causa escalofríos a Rosa Isabel, sobre todo cuando sin haber nadie en la casa la llaman por su nombre; aparición  que sale de una habitación y pasea por toda la casa hasta el amplio patio junto a un mango y otros árboles en uno de los cuales se registró la foto que ilustra esta publicación donde mirando cuidadosamente se bosquejan imágenes de rostros, garras, personas, muertos y seres fantasmales.
La vieja casona construida en 1900, como lo señala una placa allí fijada, con gruesas paredes de barro pisado y techo de teja española, con un amplio patio y solar, visiblemente deteriorados, ha sido escenario de situaciones poco atractivas para los visitantes, quienes sienten aversión y así se lo han expresado a doña Rosa Isabel entre otros una vecina que percibió un extraño y frío ambiente, se llenó de nervios, y jamás volvió por la casa del espanto.
Nelson Humberto Dávila Rodríguez, hijo de Rosa Isabel, considera rutinaria la presencia del Ente, expresando “Lo vemos pero para nosotros es normal, al principio cuando niños si nos daba miedo, uno veía el bulto, cuando pequeños jugábamos, nos tocaba la cabeza o veíamos mover las cosas. Ahora de adultos no juega con nosotros, solo vemos la sombra que pasa por la casa. Mis sobrinos pequeños, si lo ven y juegan él. Un primo dejó un vaso de agua una noche, y al otro día estaba vació” Ante los constantes ruidos que hace el espanto en puertas y ventanas, los humanos habitantes hasta le invitan a pasar al comedor, para que deje de molestarlos, como en efecto ocurre.

Almas en pena


El silente espectro merodeaba taciturno por el campo santo. Tenía hambre y así pareciera un caníbal necesita alimentarse...
No podía comerse a los vivos, estos estaban fuera de su alcance.
Pero los espíritus recientes de gente fallecida, niños, ancianos, y mujeres.
Era el alimento de los espectros andantes, por eso cada noche merodeaba
el cementerio aquella alma en pena, que no encontraba el descanso.
Ese día en una lùgubre fosa común había varios cadáveres.
niños, hombres, personas sin familia, muertos en la indigencia, en plena calle.
El aura de aquel espectro se sintió atraído por aquella energía que emanaba
de aquella sepultura, necesitaba alimentarse de aquella energía reminiscente.
Cada día hacia lo mismo se alimentaba de la energía de cadáveres recién fallecidos.
Se daba su festín y luego vagaba, lamentàndose de su destino.
Su agonía era indescriptible, pero solo era oída por el resto de los espectros
que por allí vagaba, la energía que quitaba aquellos cuerpos.
Los convertía en los siguientes espectros que vagarían por la eternidad.
En la lontananza de aquel campo santo y entre tanto lamento no todos
los espectros eran iguales algunos, no se alimentaban de la energía de otros cuerpos.
Mas bien los miraban por encima del hombro con gran desden.
Solo los visitaban y antes de llegar a su destino se presentaban ante ellos.
Otros en cambio les encantaba asustar a niños, y ancianos, se impregnaban del terror.
Que producían en ellos, adoptaban los mas espeluznantes formas, caras terroríficas
cuerpos amorfos, verdaderas deformidades, sonidos y ruidos de ultratumba..
También aquel campo santo existían espectros buenos, los menos, pero
también existían y daban compañía a los muertos recientes, estos se regocijaban
de la esperanza de aquellos cadáveres del deseo de ver a sus familiares y seres queridos.
Aquellos espectros solo podían visitar tumbas y fosas comunes que no estaban
bendecidas, ni tenia a nadie que fueran a visitarlas, almas pérdidas como ellos.
Esa era las leyes que imperaban en aquel campo santo la mayoría de los muertos
encontraban su destino, en cambió otros vagaban por sus recintos como almas en penas.
Sin encontrar nunca la paz y descanso que tanto necesitaban

El Nahual





Por cuestiones del trabajo de mi marido, mi familia y yo nos mudamos a un pequeño pueblo que se halla en Orizaba, Veracruz. Parecía ser una estancia agradable; sin imaginar lo que me esperaba...
Junto a mi casa se hallaba una casa sucia, de mal aspecto. Moscas y basura rodeaba la maloliente vivienda.
¡No te acerques ahí, es peligroso! me advirtió una mujer, vecina mía, en esa casa habita Héctor, es un nahual.
¿Qué es eso? pregunté con escepticismo.
Un nahual, es un hombre que tiene poderes maléficos para convertirse en animales; me explicó y así hacer el mal a quien quiera.
Me retiré del lugar aún escéptica, puesto que yo no creía en esas cosas. Sin embargo, al girar de nuevo a la casa, una oscura y amenazadora figura me observaba a través de una de las ventanas.
Jamás imaginé que encontraría el terror encarnado en ese hombre.
Mi esposo tuvo que salir fuera por una semana, por lo tanto me quedaría sola con mi hija. De repente, un sentimiento de angustia invadió mi ser, sentía que no volvería a ver de nuevo a Roberto.
Un día que llevaba a mi hija al kindergardent; al regresar hacía mi casa, en el transcurso del camino me encontré con el desdichado sujeto: Héctor. Su apariencia era aterradora, era un jorobado con las ropas raídas y sucias. De su boca chueca y rugosa caía espesa baba. Sus ojos denotaban un profundo odio. Cuando finalmente reaccioné corrí a toda pastilla, tratar de alejarme de su inmunda presencia. No obstante, él me perseguía cojeando pero a un así era veloz. A mis espaldas escuchaba sus jadeos, se oían demasiado cerca de mis oídos. Finalmente llegué a la seguridad de mi hogar. En cuanto entré, corrí todos los pestillos. Un poco fatigada por la huida, observé detenidamente por una de las ventanas. Héctor trataba de entrar a la casa; encaramado sobre la verja, trataba de derribarla, asomaba el rostro entre los barrotes. No gritaba profería alaridos demenciales.
Desde entonces, mi temor hacia él crecía día a día. No quería salir a la calle, y si salía indagaba con la mirada, vigilando cada calle. Sentía volverme loca, más por las noches, me dejaba llevar por la imaginación y creía ver a Héctor irrumpiendo en mi casa.
"Ya te amolaste", exclamó una vecina mujer que le gusta, mujer que se la lleva.
Llamé a las autoridades, me dijeron que vendrían empero nunca lo hicieron.
Una noche me armé de valor y salía a comprar algo a la tienda. Volví a las calles envueltas en penumbras. Al intentar regresar a mi casa, de nueva cuenta me lo encontré. Dejé caer las cosas y volví a correr. Escuchaba sus estrepitosos jadeos cada vez más cerca de mi. De repente, sentí una dolorosa punzada en mi pierna izquierda, no me detuve y continué corriendo aunque cargará con ese dolor. Divisé a lo lejos la parroquia del pueblo. Al entrar, me di cuenta que ahí Héctor no podía entrar y optó por marcharse, pero estaba segura que él volvería.
Observé detenidamente mi pierna, un hilillo de sangre escurría sobre mi pierna, al parecer Héctor me había arañado.
El cura acudió en mi auxilio, le expliqué sollozando con desesperación la terrible situación que vivía, por suerte el cura no me tildo de loca.
No te preocupes hija, me tranquilizaba mientras me limpiaba la sangre de la pierna todos nosotros ya estamos cansados por el miedo que nos hacia infundir ese individuo, por eso optamos por el silencio. Sin embargo, nos reunimos unos cuantos por que tenemos un plan, pero necesitamos de tu ayuda.
Lo que sea padre, pero ayúdeme repliqué.
El plan consistía en que volviera a las gélidas y oscuras calles, tenía que hacer que Héctor me persiguiera, pero esta vez lo llevaría hacía un círculo de sal que hicieron los habitantes en frente de la parroquia. En ese círculo, Héctor quedaría atrapado y lo matarían con una bala que mandaron a bendecir.
Decidida, regresé a las calles. Llamé a gritos a Héctor con más coraje que con miedo. Nuevamente hizo su aparición. Corrí con la esperanza de que todo esto terminara de una vez.
No obstante, al llegar ante el círculo, Héctor lo descubrió e intentó alejarse. Un grupo de personas lo acorralaron. Ante nuestra atónita mirada, Héctor se transformó en un enorme asno de escaso pelambre y ojos rojos. L a bestia se levantaba de sus patas traseras tratando de defenderse y bramaba ensordecedoramente. La gente acometió en contra de la criatura hecha un energúmeno. Por medio de palazos lograron derribarlo, éste cayó en medio del círculo. Los ojos del ser se pusieron en blanco y se convulsionaba violentamente. Finalmente sacaron el arma con la bala bendita y sin piedad le dispararon matándolo instantáneamente. Héctor se transformó en un burdo amasijo maloliente. Cerré los ojos y suspiré profundamente al ver que la pesadilla había culminado.

MADDIE


Desde que la pequeña Edith encuentra a la muñeca Maddie dentro de la habitación de Amadine Tussaud, la antigua dueña de la casa, una extraña obsesión por la muñeca nace en ella, al mismo tiempo que comienzan a suceder trágicos y terroríficos acontecimientos dentro de la familia. Al final, todo resulta ser el plan profético de Amadine, quien aún después de muerta, planea un sangriento sacrificio para poder volver a la vida.

"Me dijo cosas tan secretas,
Que tú no puedes oír,
Me confesó algunos pecados,
Que prefiero no decir..."
Mi muñeca me habló (canción)
Dicen que cuando los niños traviesos están en silencio por mucho tiempo, es porque algo muy malo están haciendo y eso fue lo resonó en la cabeza de Axel cuando se percató de que su hija, Edith, no se escuchaba correr ni gritar por los pasillos vacíos y silenciosos de la casa nueva.
_ ¡Edith! ¿Qué estás haciendo? –Preguntó y en la casa sonó un eco que se estiró entre las habitaciones
Pero ella no respondió. Axel estaba desempacando algunos adornos de vidrio y cerámica de Maia y poniéndolos sobre el estante de roble que le regaló su madre como obsequio de bodas, pero al no ver a Edith por ningún lado, dejó de hacerlo y buscó con la mirada hacia las proximidades de la casa que estaban dentro de su campo visual. Nuevamente no vio a nadie.
_ ¡Maia! –Le gritó a su esposa que estaba en el segundo piso ¿Está Edith contigo?
Ella bajó la escalera con apuro, sus talones sonaron en eco al golpearse con los escalones.
_ ¿Edith? –Dijo No, pensé que estaba contigo. Ahora que me lo dices, no la he escuchado desde que comenzamos a ordenar esto último. –Giró la cabeza hacia afuera y dirigió su mirada al porche, sobre los tablones fríos de madera, había unas hojas de otoño coladas sobre la alfombra en la puerta principal, pero Edith no estaba allí. Hacía tres días que se habían mudado y ese había sido el lugar que había elegido para jugar a "tomar el té" con sus dos peluches grandes. Mi amor, ¿estás ahí?
Caminó hasta allí, pero no la vio. El frente era grande, entre el porche y la verja había un gran cuadrado verde en el que florecían tristemente pequeñas florecitas de color amarillo apagado, siete higueras medianas y un enorme sauce llorón que en conjunto le daban a la casa un toque tétrico y melancólico. En el sauce, colgaba un hamaca hecha con dos cuerdas sucias y una madera gruesa e hinchada por la humedad, Edith se había hamacado varias veces allí, pero en ese momento, los ojos de su madre sólo percibían un columpio vacío y estático como un recuerdo congelado.
_ ¿No la ves, cariño? –dijo Axel desde adentro
_ No, no está aquí. ¡Edith! –Gritó de nuevo
En eso, mientras el llamado de la niña se iba perdiendo entre las ásperas ramas de las higueras, Axel logró escuchar un tímido murmullo que venía desde una de las habitaciones. Dio media vuelta y se dirigió hasta allí, al verlo, Maia lo siguió.
_ ¿Edith? –Dijo viendo la habitación entreabierta ¿A caso no te dije que no vayas a esa habitación?
_ ¡Guarda silencio, papá te va a escuchar! –exclamó ella un segundo antes de que su padre se asomara por la puerta y se llevara una sorpresa.
Aunque Edith los había desobedecido, ella parecía estar bien. Estaba sentada a los pies de la cama de dos plazas sobre el piso polvoriento y rechinante, frente a ella, había un cuadrado de terciopelo color rojo y finalmente, sobre éste yacía sentada una vieja y macabra muñeca.
_ Niña, ¿qué estás haciendo? ¿No escuchas que te estamos llamando? Te dijimos que no entres aquí, estas cosas son de la antigua dueña del lugar.
Entró a la habitación junto con Maia que acababa de llegar al lugar, era la segunda vez que lo hacían y no dudaban en tirar a la basura todos los muebles de la señora Amadine Tussaud, quién hacía ya diez años, se había suicidado precisamente en esa habitación por razones desconocidas.
_ Lo siento, es que estoy jugando con mi nueva amiga, Maddie.
Los ojos de sus padres se posaron como flechas despiadadas sobre la muñeca sentada sobre el terciopelo. En seguida, Maia se acercó para tomar la muñeca.
_ Oh, Edith. ¿De dónde la has sacado? –preguntó levantándola, notando lo horrible del aspecto de la muñeca.
_ La encontré en ésa caja. –dijo señalando con el dedo al baúl abierto en el rincón de la habitación Lo abrí y estaba ella, sonriendo alegre de haber encontrado una amiga, me ha contado muchas cosas y ahora es mi mejor amiga.
_ ¿Contado? ¿Es parlanchina? –Preguntó su madre separando las dos cintas de velcro que su espalda para encontrar un parlante, pero no había nada
_ No lo creo –agregó Axel, mira lo que es. Probablemente tiene más de cincuenta años.
La muñeca estaba muy bien cuidada, pero por la supuesta antigüedad que mostraba su apariencia, lucía espeluznante. Tenía décadas dibujadas en su rostro de goma dura, pintado a mano los detalles de sus ojos, pestañas, cejas, labios y pecas. Tenía una mirada penetrante y profunda, que junto con el peculiar gesto de su cara y su sonrisita pícara daba la sensación de una niña curiosa y burlona que había descubierto algo y se jactaba por eso. Su pelo, sin duda y como todas las muñecas de su supuesta época, era real, de color castaño oscuro que le caía hasta la cintura y que podría estar reluciente si las cortinas pesadas, de color gris no hubieran impedido la entrada de los opacos rayos de luz del sol de otoño en la habitación. Llevaba puesto un desgastado vestido de novia de color lino, sobrecargado con tul y armado con seda y organza descolorida, acompañado con dos zapatitos negros que desencajaban con todo su vestuario.
_ Mami, ¿me la puedo quedar? –Preguntó Edith
_ Ay, no lo sé. Mejor te compro una nueva mañana –le contestó ella, desaprobando la idea de quedarse con ese horrible vejestorio
_ ¡Yo quiero a Maddie, no quiero una muñeca nueva! –exclamó dramatizando la situación, sobresaltándose violentamente.
Maia apartó la vista de la muñeca y se fijó en su hija, nunca había reaccionado así en sus seis años de vida.
_ Está bien, está bien. Te la puedes quedar, pero no grites así. A mamá y papá no le gusta que nos grites. ¿De acuerdo?
Ella asintió con la cabeza y le arrebató con ligereza la muñeca para retirarse de la habitación.
Al irse, Maia se dirigió hacia Axel, todavía pensando en el comportamiento de Edith.
_ ¿Viste cómo me gritó? Eso no es típico en ella.
Axel se acercó hacia ella y la envolvió en sus brazos.
_ Probablemente sea el estrés por el cambio de casa. Está en pleno crecimiento, no podemos exigirle mucho. –Le dio un beso que duró un par de segundos Y ahora que estamos hablando del tema, yo también me siento muy estresado y con ganas de...
_ Axel, ahora no. –Interrumpió, apartándose de él, camino unos cuantos pasos por el dormitorio y le habló sin mirarlo Ya ha pasado más de un año y sigues sin comprenderme. Entiende que no es fácil para mí.
Se fue hacia las ventanas y corrió levemente las dos cortinas para dejar pasar un poco de luz, quería evitar a toda costa tener otra discusión relacionada con su frigidez.
_ ¿No es fácil para ti? –le dijo en un grito bajo Eso fue lo más egoísta que has dicho en los últimos años, ¿qué se supone que haga yo, que me masturbe hasta la vejez esperando en vano que mi mujer recobre su libido sexual? De verdad que me impresionas.
_ ¡Yo no pedí esto! –exclamó y se escuchó desde afuera, pero Edith estaba muy ocupada hablándole en el oído a Maddie y poniendo su oreja en la boca de la muñeca
_ ¡Yo tampoco! Y espero que lo consideres. Piensa un segundo en mí y verás que tengo razón. exclamó él
Sin palabras, decidieron terminar con la discusión en ese instante. Ambos sabían que Edith había escuchado los gritos, tal y como lo había hecho los últimos meses, pero por lo menos se consolaban con su inocencia que no la dejaba comprender nada de lo que decían.
Como si nada, siguieron examinando la habitación de Amadine, una antigua residente del pueblo, según los agentes de bienes raíces, una solterona antisocial que no salía de su casa si no era necesario y fiel seguidora de una religión africana de la cual no se tenían datos. Con esa información, pudieron comprender por qué en los roperos se escondían grandes cajas de velones de colores blancos, negros y rojos, junto con frasquitos con colonias, esencias y otros tipos de sustancias caseras que al destaparlos, despedían un olor asqueroso. También, entre la colección de posesiones de la señora Tussaud, había inciensos, sahumerios y materiales extraños que posiblemente usaba para ofrendas o trabajos especiales.
A la tarde, todo eso fue tirado a la basura, incluido los muebles. Ninguno de los dos era supersticioso ni nada por el estilo, pero pensaban que era correcto apartar todas aquellas cosas relacionadas con la extraña Amadine y sus prácticas diabólicas, pero nunca pensaron la furia que desataría ello.
Cuando las acciones del hombre son manejados por el deseo de la carne, la mente muere. Era justo lo que le había sucedido a Axel, que aprovechando el turno nocturno de Edith en el hospital, llevó una amiga a su habitación.
Edith dormía tranquilamente abrazada a Maddie. Luego, durmió sola.
Axel pasó de la mano de su amiga, Deborah, una rubia voluptuosa que había visto en internet y prometía dar un intenso momento de placer si de por medio había un moderado monto de dinero. Atravesaron el living rápidamente por si por esas ruines casualidades Edith se despertaba y los veía, pero no, estaba sumergida en un sueño profundo, sola hasta hace unos segundos.
Subieron las escaleras, los pies golpeándose sigilosamente en los escalones parecían el galope de un caballo. Al atravesar el pasillo corto, ingresaron a la habitación.
Axel, la tomó de la cintura y le besó el cuello, luego sus manos enfurecidas apretaron sus senos y luego sus nalgas. La desvistió rápidamente mientras ella le bajaba el cierre de su jean y sacaba su pene erecto. Una acción llevó a la otra y cuando quiso acordar, Axel estaba sobre Deborah, penetrándola con fuerza, vigor e ira en el piso de la habitación. Los gemidos aminorados se retumbaban en las paredes pero no las atravesaban. Después, todo terminó. Y volvió a empezar, una vez más.
Creyeron que la puerta estaba cerrada, pero en realidad estaba entreabierta y a través de la fina pero agraciada rendija se proyectaba la visión fantasmal de un ojo de plástico tan curioso, como diabólico.
Maia volvió a las tres de la mañana, antes de hacer nada, fue hacia la habitación de su hija para verificar que se encontraba bien. La vio plácidamente dormida, su rostro perfecto otorgaba ternura a quien lo veía. Fue hasta ella y le dio un beso en la mejilla, la arropó y acomodó a Maddie, quien descansaba sobre su brazo pero mantenía su cara pícara.
Subió las escaleras y vio a Axel dormido en la cama, por un momento, pareció darle la misma ternura que Edith y por primera vez pensó en lo difícil que era su lugar como esposo, padre y hombre de la familia; "si hubiese sido otro hombre, seguramente ya me habría votado o se buscaría a una amante para que le dé el placer que no le puedo dar", pensó valorándolo y poniéndolo en el pedestal de "El hombre perfecto".
_ Ya todo mejorará, amor. Estoy dispuesta a buscar ayuda médica.
El sol se comenzó a asomar por el horizonte medio campestre cerca de las seis y media de la mañana, corría un viento fuerte, atónito y tormentoso. Maia decidió dejar en la cama a Edith, se podría enfermar si la llevaba a la escuela con una helada como la que cruzaba sobre ellos.
Tres horas más tarde, todos desayunaban cereales y tostadas con mermelada en la mesa del comedor.
Edith había protestado para que Maddie se siente a su lado y como su madre no soportaba sus tenaces insistencias, terminó cediendo a la voluntad de su hija; aunque le recordó que no es de buena educación poner muñecos en la mesa.
_ ¡Maddie no es un muñeco, es mi amiga! –le gritó
_ ¡Hey! Ya basta, niña. Tu madre ya te ha dicho que no le gusta que le grites de ese modo. –Dijo Axel tragando los cereales mojados en leche
Edith se puso de pie, tomó con determinación su tazón de leche y se lo lanzó con fuerza a su padre. El plástico rebotó en su frente y lo empapó de leche.
_ ¡Y a mí no me gusta que hablen así de Maddie! ¿Entendiste? ¡Maldito infiel!
Todo el mundo parecía haber entrado en alguna especie de shock al ver la reacción de Edith. Sus padres habían quedado mudos, no entendían de dónde su hija había sacado tanta agresividad y cómo había aprendido las palabrotas que acababa de decir.
_ Ed... Edith... dijo Maia soltando la caja de cereales al piso ¿Cómo te atreviste? Te desconozco...
En el momento que Maia iba a emitir la siguiente pregunta, Axel se levantó poseído por una ira indescriptible, necesitaba poner en su lugar a su hija que de un día para el otro, actuaba con rebeldía, gritos, insultos y agresiones. Le tomó fuerte del brazo y alzó la otra mano para pegarle una palmada.
_ Si me pegas, contaré tu secreto, hijo de puta. –espetó la niña con una sonrisa vil
La soltó en seguida y junto con su esposa, le dirigieron una mirada fruncida y confundida.
_ ¿De qué hablas, Edith? –Preguntó Maia
La niña tomó a Maddie en la falda y sonrió hacia su padre.
_ ¿Hay algo que quieras confesarle a tu esposa, Axel?
Silencio. Caminó hacia el lavabo, se lavó la cara y se sacó la remera mojada de leche. Intentaba disimular el hecho, pero apenas podía.
_ ¿De qué están hablando? –insistió Maia sintiendo en su pecho el fuerte latido de su corazón ¿Quién te enseño esas malas palabras? ¡Por Dios! ¡¿Qué es lo que les está pasando?!
_ A mi nada, mami. Pregúntale a tu esposo sobre Deborah y te lo dirá. Bueno... pensándolo bien y según lo que me dijo Maddie hoy a la mañana, la idea de él era ocultártelo, entonces te lo diré. Papá trajo una mujer a la casa, más bien una puta, ya sabes, de esas que cobran por sexo. Su nombre era Deborah, la llevo a tu habitación y la cogió dos veces en el piso. La muy puta gemía como los demonios.
Maia quedó sin respiración, su hija se había convertido en una completa desconocida para ella.
_ ¡Por Dios, Edith! ¡¿Qué estás diciendo?! ¿Qué te está pasando hoy? –Interrogó Axel desesperado acercándose a ella y tomándole con ambas manos su carita
_ No te hagas el disimulado le recalcó la niña, estoy diciendo la verdad. Mamá, por si no nos crees, Maddie sacó algunas fotografías con la cámara, la que está arriba de la heladera.
Hubo un momento. Luego otro. Los pensamientos gritaban enfurecidos dentro de una llamarada de desconcierto y desesperación en las cabezas de sus padres. Axel estaba envuelto en un fuego interior que lo hacía sudar como burro y sentía como si su corazón quisiera salir de pecho y detenerse destrozado en el piso.
Maia, confundida, aturdida e indecisa, comenzó a caminar hacia la heladera, del otro lado de la cocina y tomó la cámara digital de la familia. Axel las miraba a ambas, creyendo y queriendo que todo fuera una pesadilla.
La mujer encendió la cámara y desde el comedor se escuchó un grito despavorido y el impacto de sus rodillas en las maderas del piso.
Ambos corrieron hacia allí, Axel la abrazó y tomó la cámara. Ahora, su corazón se había convertido en un trozo de hielo blando y enfermo que estaba por detenerse. Se le formó un nudo en la garganta seguido de tres arcadas que lo hicieron tambalearse y caerse de rodillas junto a su esposa que justo se levantaba. Otra vez, el deseo y los pensamientos oscuros predominaron sobre la mente y la razón. Podría haber jurado que todos los cuchillos estaban en la otra mesada, pero por alguna razón, uno de ellos había aparecido cerca de la mano nerviosa y huesuda de la mujer desesperada. Un tajo. Una mejilla cortada. La madera reluciente manchada de sangre. Un grito, luego dos. Luego tres. Ira. Miedo.
Un arduo trajinar le esperó en el hospital. Catorce puntos de sutura desde la unión izquierda de los labios hasta el lado opuesto del lagrimal. No se presentaron cargos, por supuesto que no.
"¿Cómo es posible que una niña de cinco años pueda llegar a tal altura para tomar la cámara de fotos?" se preguntaba Maia mientras le acariciaba el cabello a su hija. Esa noche, se acostaron las tres juntas, pero una sola dormía, otra lloraba y la otra se regocijaba detrás de un rostro inmóvil.
La comunicación matrimonial fue recobrada a la semana y media, pero no eran tan agradables como antes. Cualquier tipo de discusión anterior al día del suceso les había parecido una estupidez, emitían frases cortas y sin sentimientos, principalmente ella, quien ya no le miraba a los ojos. Axel sin embargo, sentía un profundo arrepentimiento, tan intenso que se asemejaba al sentimiento de estarse pudriendo lentamente desde el interior.
La única tranquilidad que tenían, era que la insólita rebeldía de Edith había desaparecido. Había sido dos días muy extraños, en los que Edith había mostrado su lado más oscuro, había insultado, agredido y hablado con un vocabulario tan sucio como un chiquero de chanchos, pero por suerte, todo había vuelto a la normalidad, o casi todo.
A parte la escasa comunicación, el cambio de dormitorio de Maia hacia el cuarto de su hija y la espantosa cicatriz en el rostro de Axel, había algo más que marcaba el sorpresivo cambio de estilo de vida de la familia y era la profunda y casi enfermiza obsesión de Edith por la muñeca de Amadine Tussaud, iba con ella hasta a la escuela y al llegar pasaba todo el día en su cuarto, en el porche o en la hamaca del sauce llorón hablándole como si fuera una persona viva con oídos de carne.
La tarde del día era tan dormida y melancólica como la estación otoñal. Maia estaba sentada en uno de los sofás nuevos leyendo un aburrido libro de inteligencia emocional, Axel estaba dando clases en la escuela, en un par de horas llegaría a casa. En eso, Maia escuchó unos pasitos ligeros, caminar por el pasillo cercano, se sobresaltó banalmente al ver que era su hija acercándose a ella. Creyó que probablemente se aburrió de dibujar con crayolas en su habitación, "...o de hablarle a una muñeca de goma.", se dijo.
_ Mami –dijo ella recostándose en su regazo, no quiero que duermas más conmigo.
A ella le sorprendió la frase de su pequeña.
_ ¿Por qué, amor? –Le dijo Recuerda que mamá está enojada con tu papá por lo que has descubierto sobre él ¿Lo recuerdas, amor? Nunca hemos conversado sobre eso.
Ella bajó la cabeza para que su mamá le acaricie sus rizos cortos y cerrados. Después, la movió de un lado a otro para negar que existiera recuerdo alguno en su mente.
Su madre no lo entendió en absoluto. ¿De verdad no lo recordaba o estaba evadiendo el tema? Justamente, en el libro que tenía en su mano hacía unos minutos había leído un párrafo que afirmaba que ciertas veces la mente era selectiva y para el bien de la persona, a veces suprimía aquellos recuerdos traumáticos para que no nazcan secuelas de ellos, quizás eso era lo que le ocurría a Edith, pero sólo era una de las tantas suposiciones que Maia tenía pendientes por resolver pero que no quería adentrarse, quizás por miedo a enloquecer.
_ Está bien, hija. Entonces no hablaremos –le contestó pronunciando con sus dedos los rulos negros de la pequeña. Si te molesto en tu dormitorio entonces no tendré remedio que irme al que está vacío.
_ ¿Al de Amadine Tussaud? –Preguntó, nuevamente sorprendiendo a su madre
_ Sí, contestó ella. –Suponiendo que Edith había escuchado dicho nombre salir de la boca de su padre
Diez minutos después, el trapeador empapaba los pisos empolvados de la habitación vacía. Tendría que esperar a Axel para que la ayude a mover la cama de una plaza que tenía dejada en el fondo, aunque últimamente odiaba la idea de pedirle ayuda o favores.
A la noche, mientras la cena se preparaba casi sola, el dormitorio de Amadine, había cobrado vida. El piso estaba tan reluciente como si estuviera nuevo, aunque era necesario cambiar el empapelado de las paredes que le daba un aspecto antiguo y percudido al estar descascarado sobre la madera.
El sol cayó rápido y pesado como una gigantesca bola de metal, la luna se mostró llena y dorada.
Comieron sin formular una sola palabra, escuchando una inquietante melodía que Edith cantaba con la boca cerrada. De repente, habló:
_ Mami, perdóname por echarte de mi habitación. Maddie y yo necesitamos estar solas. Ella también se disculpa por haberte mandado a la habitación de la señora Tussaud.
Sus padres la miraron pero no prorrumpieron una sola palabra. Estaban impresionados con la habilidad de su hija en disociar sus pensamientos y repartirlos entre ella y aquél ídolo que parecía haberla hipnotizado desde el momento en que la encontró. Aun así, no dijeron nada; toda oración ficticia de Edith que hacía revivir teatralmente a Maddie, los hacía acordar al momento en que su forma de vida cambió de improvisto. Todavía ninguno pensaba cómo superaría esa dura etapa, ni siquiera lograban resolver cómo mantenerla.
_ La cena está deliciosa, cariño. –Dijo Axel sonriéndole a Maia
Edith los observó callada, esperando algún tipo de reacción, y la encontró. Maia apartó la vista de sus espaguetis para apuntarla a su esposo, a quien le proyectó una expresión nula. Luego, no pudo contener una carcajada cargada de rabia y para no seguir con el tema, se levantó de la mesa y se fue a su cuarto con prisa. Desde el comedor se escuchó el portazo.
_ Disculpa a mamá, pequeña. –Le dijo a Edith pronto me podrá perdonar. Todo el a mundo comete errores, ¿sabes? Y a veces con ellos lastimas a la gente que amas. Eres muy pequeña para entenderlo... pero a alguien se lo debo decir.
Sus ojos azules se cristalizaron en lágrimas y uno de ellos soltó una que se resbaló por su mejilla.
Tres de la mañana. La casa se volvió muda. Toda la familia descansaba en el mundo onírico, cada uno en su habitación. En eso, Edith, que siempre dormía acompañada, nuevamente quedó sola.
Una niña de plástico corría libremente por la caza oscura, cuyos únicos rayos que la iluminaban de forma vaga, eran los de la luna imponente pero aun así, débil e impotente.
Algo logró interrumpir el descanso de Maia, era un llamado, una voz:
_ Maddie es Amadine... Maddie es Amadine... Maddie es Amadine... ¡Maddie es Amadine! –Sonó fuerte dentro de su cabeza y le causó un sobresalto que la hizo despertarse cubierta en sudor frío
Se sentó en su cama de golpe, como si hubiese sido revivida con un desfibrilador. Sentía el corazón latir rápidamente, como el de una rata.
Entre la luminosidad opaca de la luna, pudo distinguir fácilmente que la puerta de su habitación estaba abierta. Frunció el ceño y luego su corazón estalló de miedo. Iba a gritar, pero su lengua pareció devolverle el grito a su interior. La muñeca, Maddie, estaba allí, parada a los pies de la cama, congelada pero persistente, como la misma luna.
"Esto debe ser una broma de Edith", quiso suponer cuando notó que una mano de la muñeca estaba levantada y su dedo índice señalaba precisamente hacia la pared.
Como un acto reflejo o por la misma situación de subordinación que le imponía el miedo en ese momento, giró su cabeza hacia donde le señalaba el dedo y descubrió que justo en ése lugar, había una abertura en el empapelado color verde oliva. Frunció el ceño nuevamente, tomó valor y se puso pie. Por algún motivo, su postura ante aquel insólito hecho era firme, quizás era porque nunca le había tenido miedo a este tipo de cosas o tal vez porque una parte de ella, seguía creyendo que estaba dentro del sueño. Respiró hondo y metió la mano en aquel tajo que casi pasa desapercibido para su adormecida visión. Al meter la mano, se percató que en aquel espacio, el papel no estaba pegado y probablemente lo habían hecho a propósito. Finalmente, no fue muy difícil retirar lo que había allí.
El color denotaba el paso de los años, en un tiempo fue un sobre blanco e impecable. Olvidándose de que la muñeca estaba detrás de ella, rompió el sello que lo bloqueaba, una fina lámina adhesiva con la palabra "Tussaud". Sacó la hoja dura que estaba doblada en cuatro y la leyó:
"Malaventurado aquél que lea éste mensaje escrito en el pasado, leído en el presente y ocurrido gran parte en el futuro.
Los grandes espíritus del Santa África me han prometido una reencarnación. Y yo, fiel cordero, accedí a cambio de tres sacrificios.
Según sus predicciones, todos los hechos ocurrirán, siempre y cuando les obedezca en todo, poniendo mi sabiduría por debajo de su poder, tanto es así, que ni siquiera sé por qué ni a quién le escribo estas palabras, pero así me lo han mandado.
Ya tengo todo lo necesario para el ritual, he seguido sus pasos al pie de la letra y se que aún después de muerta tendré que terminar con la vida de tres almas mas.
Mi cuerpo, será entregado bajo mi absoluta voluntad, pero todos lo entenderán como un suicidio. Los otros dos serán entregados en el futuro, justo antes de reencarnar en carne y sangre en el cuerpo de una de mis víctimas. Hasta ese entonces, no seré Amadine, sino Maddie, la niña de plástico."
Maddie... Maddie... Maddie... El nombre retumbó en su cabeza e hizo temblarle las rodillas. Nuevamente se acordó de quién estaba atrás suyo y dio vuelta con violencia. Al descubrir que el espacio que ocupaba Maddie, ahora estaba vacío pegó un gritó chirriante que hizo resonar el vidrio flojo de la ventana.
_ Ésa cosa se ha ido. Oh, no... ¡Edith! –gritó
Corrió envuelta por un espanto atónito hacia la cocina y tomó el cuchillo que por casualidad creía ella, estaba sobre la encimera más cercana, cuando en realidad la niña de plástico lo había puesto allí.
Los ruidos de aquella casa con los pisos de madera, los gritos a altas horas de la noche y las pesadillas inoportunas hicieron que Axel se despierte también con una sacudida alborotada.
Maddie es Amadine... Maddie es Amadine... Maddie es Amadine... sonaba en su cabeza. De pronto, sintió que abajo corrían unos pasos apresurados y descalzos. En seguida salió de la cama para ver lo que estaba pasando.
_ ¿Dónde estás? –dijo Maia ingresando a la habitación con el cuchillo en la mano ¡No voy a dejar que dañes a mi hija! –gritó
Un brazo fuerte le apretó la muñeca y le quitó el cuchillo, ella volvió a gritar, pero Edith no se despertó.
_ ¿Qué mierda estás haciendo? –Exclamó en voz baja Axel, tirando el cuchillo lejos del lugar
Ella no supo qué contestar, ni tampoco quería.
_ Yo... no es lo que parece. –Dijo
Axel soltó una carcajada nerviosa.
_ Imagínate cómo hubieses reaccionado tú si hubiera dicho eso cuando viste las fotos. –Se acercó más a ella y la penetró con sus ojos furiosos Escúchame bien, si le haces algo a Edith, los vas a lamentar de verdad. –Percibió en el rostro de la mujer una increíble cantidad de miedo y se retiró con la seguridad de que nada más sucedería
Cuando se dice que las cosas no pueden estar peor, se vuelven peores. Escuchó a Axel subir las escaleras, mientras ella se dirigía a su cuarto. Vio el tajo agrandado en el empapelado de la pared y metió la mano dentro, pero no había carta alguna.
_ ¿Dónde la he metido? –Dijo en voz alta buscando por todos los lugares
Se fijó en los rincones, debajo de la cama y hasta en la encimera de la cocina, pero la carta no estaba. Volvió a su cuarto.
_ ¿Estoy quedando loca? ¿Todo ha sido un sueño? ¿Me lo he imaginado?
La noche transcurrió como si no hubiese pasado nada.
El sábado nació soleado y precioso, parecía un día primaveral. Maia creía que lo que había pasado ayer era una especie de sonambulismo mezclado entre el sueño y la vigilia, lo más raro de todo era que nunca le había pasado algo así, nunca podría determinar cuándo había comenzado y cuándo dio fin.
La oreja pequeña de Edith estaba pegada en la boca de Maddie.
_ ¿Quieres ir a la hamaca? –Le preguntó la niña Está bien, vamos.
Corrió alegre con saltitos infantiles hacia allá.
Aunque Maia se había obligado a convencerse que lo que había pasado, era una mala jugada de su conciencia, ordenando la cama, ojeaba sigilosamente por los rincones por si encontraba la carta fantasma, pero no la halló por ninguna parte.
Axel se estaba haciendo un emparedado para llevar al trabajo, a pesar de que era sábado tenía un horario muy apretado durante la tarde. Mientras untaba mayonesa sobre el fiambre, su atención de desvió cuando encontró justo cerca de sus pies un sobre amarillento sin bloquear. En seguida, lo levantó. Extrañado por haber encontrado algo tan inusual en la cocina de su casa, lo abrió y retiró de su interior el papel grueso doblado en cuatro que al abrirlo supo que se trataba de una carta, escrita en manuscrita con una especie de delineador de ojos de color rojo. Allí mismo, lo comenzó a leer:
"Amor mío. No te imaginas cómo me gusta escribirte por este medio, este tipo de códigos, el sobre, la carta y el delineador rojo me causan tanto morbo que me éxito en escribirte.
Te quiero decir que todo ha salido a la perfección. El idiota de Axel todavía no se pregunta cómo es que una estúpida niñita de cinco años pudo haber tomado tales fotos. La verdad es que me has sorprendido con tus enfoques, por fin lo hemos capturado con las manos en la masa. Él ni siquiera se imagina que tú existes y encima se cree culpable de nuestra situación. Ahora que lo pienso, soy muy buena actriz llorando o quizás son mis increíbles ganas de mandarlo a la mierda que me hace desempeñarme como una actriz eximia.
Todo marcha a la perfección.
Sólo nos queda esperar que crea que estoy loca y que quiero matar a nuestra estúpida hija para que ambos se larguen de aquí y así nosotros podamos vivir tranquilos en nuestra casa nueva.
Pronto te traeré nuevas noticias.
Te amo, Maia."
El descubrimiento hizo sumergir a Axel en un océano infinito de ira y dolor. Caminó casi corriendo hacia la habitación donde ella estaba, al mismo tiempo que Edith quedaba sola en la hamaca, sin Maddie.
Axel se asomó con precisión en la puerta, vio que su esposa buscaba algo casi sin descanso mientras daba una barrida descuidada en el cuarto.
_ ¿Buscas esto? –Preguntó levantando el brazo con el sobre en la mano
Ella vio el sobre y sintió un ligero palpitar, no sabía si sentirse feliz por el hecho de que no estaba enloqueciendo, o mal por haber descubierto que se habían mudado a la casa indicada.
_ Sí –contestó con firmeza, eso es lo que busco. Supongo que ya lo has leído.
A Axel le sorprendió la naturalidad y la falta de vergüenza de su mujer, hasta le era difícil diferenciar a esa desconocida con la que había conocido y había jurado amor eterno.
_ Supones bien –le contestó. ¿Hasta cuándo pensabas ocultármelo? –dijo expresando rabia en su rostro
Ella no respondió, aunque era una situación extraña que se debía conversar seriamente, no era un tema con el que podría entablar una conversación con un esposo infiel. Su orgullo pesaba aún más que todo eso. Sin embargo, una parte de ella estaba comenzando a insistir en dejar todo atrás, por lo menos de forma temporal y comenzar a preocuparse por lo que de verdad importaba: los sucesos paranormales que habían sucedido en la casa desde la llegada y las horrorosas apariciones de la muñeca de Amadine; podría odiarse después, pero primero estaba el bienestar de su hija y eso era algo que le incumbía a los dos, más allá del error y la falta de respeto de Axel hacia la familia. Le tardó considerarlo medio segundo y entonces, se dispuso a hablar.
_ Está bien. Disculpa por no habértelo dicho...
_ ¿¡Disculpa!? –Interrumpió enloquecido ¿Cómo quieres que te disculpe por una cosa de ésta? Admito que yo me he equivocado en traer una mujer a la casa, pero no se compara con lo que planeas hacer tú. No puedo creer cómo nos has traicionado –sus ojos despidieron dos líneas de lágrimas que cayeron por sus mejillas, una de ellas, se metió dentro del surco rojizo de su cicatriz y se quedó estancada, sin posibilidades de hacer nada y todo por un hombre.
_ ¿Qué... qué estás diciendo? –Dijo ella tartamudeando, viendo que Axel se ponía de cabeza gacha para iniciar un lastimado sollozo
Con un signo de interrogación dibujado en su rostro, dio dos pasos ágiles hacia delante y le arrebató el sobre de la mano, lo abrió notando que el sello con el apellido "Tussaud" escrito ya no estaba, lo sacó y leyó aquel extraño mensaje escrito con el delineador que hacía dos días había perdido.
Su pecho dio un vuelco tan inmenso que le fundió en una sacudida interna. La letra era casi igual a la suya, pero ella no había escrito eso.
_ ¡¿Qué es esto?! Yo no hice esto. –Axel levantó la mirada como un tigre asesino No, amor debes creerme, nos están tendiendo una trampa. ¡Maddie...! La muñeca de Edith en realidad es Amadine que quiere matarnos para completar su sacrificio –se acercó nuevamente hacia él y lo tomó de las mejillas, ¡Por favor, créeme!
Él puso la mano en su pecho y la apartó con fuerza.
_ ¡No seas ridícula y admite que también eres una adúltera!
Fue despedida hacia atrás, pero no con tanta fuerza como para que se produzca el trágico momento que estaban por sufrir.
Apoyó la punta del pie derecho y luego su talón para evitar caer al piso. Luego, necesitó apoyar el otro, pero éste no llegó al piso. Su pie se torció de repente al pisar una superficie redonda, parecido a un balón. Su tobillo se rompió con un crujido.
El cuerpo de la pobre mujer cayó duro y congelado como un ángulo de noventa grados volviéndose llano. Su cabeza se golpeó con el borde de la cómoda donde guardaba la ropa y un tajo sangriento se dibujó en su sien. Cayó sin vida y a sus pies, estaba inanimado el objeto que había pisado, no era un balón, sino una cabeza: la cabeza de la niña de plástico.
Las orbitas oculares de aquel hombre nunca habían sido tan grandes. No podía creer que un simple empujón hubiese podido desencadenar tal tragedia. Sus manos estaban embarradas de un acto homicida.
_ No... ¿qué acabo de hacer? –Dijo tomándose con fuerza y locura los cabellos de su cabeza
Una vena nerviosa saltó perpendicular a su frente y se levantó sobre su piel traspirada y brillante.
_ Maia... espetó sollozando un llanto de vidrio No, no, no, no... agregó en un desespero agitado Yo no lo hice... yo no la maté, ella se tropezó... Sí... se tropezó con el muñeco y se golpeó la cabeza.
Lo que decía era cierto, pero ninguna clase de autoridad se lo creería. Hacía poco más de una semana había sido marcado de por vida en su rostro por un cuchillo que Maia había manipulado y no presentó cargos. "¿Por qué no lo hizo?..." pensaría la policía "... ¿será que quería hacer justicia con sus propias manos?"
Se veía sin salida, incapaz de poder actuar o moverse. Quedó mirando espantado el cuerpo muerto de su mujer a los pies de la cómoda, con su cabeza ensangrentada emanando como una cascada grotesca cada vez más y más sangre. Sus ojos, aunque ya no veían nada, estaban completamente abiertos, casi como los de él, mirando fúnebremente lo trágico del destino y lo escuro de la muerte.
De pronto, algo lo sacó de aquella nube maligna de la que había sido metido sin querer y lo introdujo otra vez en la nerviosa desesperación.
_ ¡Maddie! –gritó Edith desde afuera ingresando a su casa
La entrada principal quedaba a solo cuatro metros y una puerta de la escena del crimen. Axel no sabía qué hacer.
_ Maddie, ¿Dónde estás? –preguntó entrando
Maddie... otra vez se nombraba a la maldita muñeca que había sido testigo del crimen. Axel no la había visto detrás de su esposa hasta después de fallecer. "Si tan sólo fuese alguien con vida, la enviaría a la cárcel, porque ambos sabemos que yo no he sido el asesino.", se dijo en su interior considerando que estaba al borde de la locura.
La vena que había crecido en su frente le deformaba la cara casi tanto como su cicatriz, dentro de ella, corría su sangre homicida furiosa y vertiente como la de la cabeza de Maia. Se dio la vuelta y cerró la puerta de un golpe, ni siquiera se dio cuenta que estaba actuando, hasta parecía verse afuera de él mismo, desconociéndose como persona.
Tomó con fuerza el cuerpo de Maia y lo metió bajo la cama. Gotas de su helado sudor cayeron en el ínterin.
El puño de su hija golpeó la puerta.
_ Mamá, ¿Maddie está allí contigo? –Preguntó desconociendo lo que ocurría detrás de la puerta
El atlético estado de Axel lo había beneficiado en aquél momento, sólo tardó unos segundos en esconder el cuerpo de su madre. Luego, movió la cómoda hacia delante para que ésta quede encima del charco de sangre.
Respiró hondo y abrió la puerta.
Edith lo vio y le causó asco verlo en ese estado. Lucía traspirado, despeinado y agitado. Pero cuando vio que tenía a la muñeca en su mano la tomó rápidamente y se olvidó del tema. Dio media vuelta y se fue de nuevo hacia la hamaca.
_ ¿Dónde estabas? –Se le escuchó decir Me dijiste que ibas al baño y terminaste en el cuarto de mamá...
La palabra "mamá" resonó en su mente junto con otra que desde hacía varios minutos evitaba afrontar: Criminal.
Pidió faltar al trabajo esa tarde por motivos de salud, confesó que no le importaba el monto de dinero que le descontarían de su sueldo el próximo mes por ello.
Lo que haría en el correr del día no lo pensó mucho, estaba demasiado choqueado como para poder realizar sus acciones con claridad. Primero, esperó que su hija se duerma, tan profundamente como acostumbraba a hacerlo.
Sacó del fondo de la casa una enorme hoja de plástico grueso, con la que envolvía las vigas y otros elementos que había comprado para la reformación del hogar y la llevó hacia el lugar del crimen. La colocó sobre la cama de una plaza y recostó a su esposa encima, tapándola después con una manta roja. Acto siguiente, la limpieza total e impecable del lugar.
Mientras trapeaba no dejaba de pensar en el hecho de que su hija ya no vería más a su madre. No tuvo necesidad de mentirle, por alguna razón no le había preguntado dónde se encontraba su madre que no había visto en todo el resto del día.
Cada lágrima que derramaba en el piso, era eliminada con el agua enjabonada que liberaban las cuerdas del trapeador y que se mesclaba con la sangre espesa pegada en los tablones.
Cuando terminó, hizo lo más difícil. Mientras todo secaba, envolvió como a un enrollado al cadáver en el plástico y con las puertas de la habitación, de la entrada y de la camioneta abiertas, se transportó con rapidez y sigilo con su mujer en los brazos, rogando a la suerte no encontrarse con Edith despierta. Cuando quiso acordar, estaba en el asiento delantero con la mano en la llave, comenzando a llevar a su esposa al rio más cercano, a unos dos kilómetros de allí. Si la suerte lo acompañaba, no lo atraparían. El rio corre fuerte y desemboca en una cascada de piedras, sabía que era un indigno adiós hacia el cuerpo de su mujer, pero debía elegir entre eso y pasarse toda la vida en la cárcel.
La próxima imagen que tenía de sí, era su cuerpo recién bañado, acostado en la cama matrimonial, sin mover un sólo musculo, sin creer lo que acababa de pasar ese día. No supo cuándo se durmió, pero cuando quiso acordar, el sol ya se había asomado por completo desde el frío horizonte.
Se desperezó con sus parpados congelados, para él solo habían pasado unos minutos, su cuerpo no tenía muestras de sentirse descansado y necesitaba estarlo para afrontar todas las mentiras que debería formularle a la policía para no ir preso, se tomaría todo el día para pensar bien en eso y a la noche llamaría a las autoridades para anunciar la extraña desaparición de su mujer.
Se sentó en la cama y abrió los ojos. Gritó del susto.
El reloj casi marcaba las ocho de la mañana, era imposible que Edith ya haya despertado.
Justo al lado de su cama, estaba Maddie parada, como si sus pies de plástico estuviesen clavados en el piso a través de la alfombra color roja.
En la casa había un silencio que le producía un leve zumbido en sus oídos, luego se escucharon unos pasitos secos que provenían del pasillo. Era Edith.
Entró a la habitación con un rostro inentendible, sus ojos lucían apagados y artificiales, como si por ellos hubiese perdido la esencia de su vida. Estaba vestida con su camisón blanco de cama y se veía media perdida.
_ ¿Edith? ¿Estás bien, pequeña? –le preguntó su padre, como si en su cabeza no tuviera ningún problema por el que preocuparse.
Ella no respondió al instante. Luego, bajó la cabeza hacia Maddie, quién estaba de espaldas a ella. La subió de nuevo y en el instante que iba a comenzar a hablar, le bajaron de sus narinas dos finas y brillantes líneas de sangre que se deslizaron por sus labios y cayeron sobre la cabeza de Maddie, manchando el tul de su vestido de novia.
_ Maddie no está vacía. Aún puedes salvarnos. –Dijo y salió corriendo a toda velocidad
Su padre se paró inmediatamente y salió en busca de ella.
_ ¡Edith!... ¡Edith, vuelve aquí! –le gritó antes de salir del cuarto, pero se detuvo en la puerta y dio un giro de ciento ochenta grados para ver de espaldas a Maddie.
"Maddie no está vacía. Aún puedes salvarnos..." recordó y se estremeció del miedo.
_ ¡¿Qué carajo está pasando?! –Gritó al techo agarrándose mechones de su cuero cabelludo con tanta fuerza que los arrancó No... esto no es real, esa muñeca sólo es juguete, ¡un estúpido juguete! Maia no estaba en lo cierto, Edith está confundida y yo... bueno, creo que yo sí estoy loco.
Todo eso lo había dicho con los ojos apretados y cuando los volvió a abrir, la muñeca estaba con la cabeza dada vuelta, mirándolo con los ojos más vivos del mundo. Axel notó que las manos de Maddie estaban manchadas de color rojo y una de ellas cargaba un lápiz, precisamente el mismo que había perdido Maia y con el que supuestamente había escrito a su amante.
El estómago Axel se torció de repente y lo hizo encorvarse haciéndole escupir un vómito verde con manchones rojos de sangre que se desparramó fuera del borde de la alfombra. Su respiración era agitada, pero cuando vio la sangre, se aceleró aún más.
_ ¡No nos matarás! –Le gritó desquiciadamente ¡No nos podrás matar, Amadine! ¡Primero lo haré yo!
Y de nuevo recordó la frase que había dicho Edith: ""Maddie no está vacía. Aún puedes salvarnos...".
Sin pensarlo dos veces, cargó la muñeca y la acostó boca arriba sobre la cama, luego la volteó, sus ojos lucían demasiado reales como para volverlos a mirar.
_ Bien, Edith ha dicho que no estás vacía. ¿Qué mierda llevas en tu interior, maldita puta? –le dijo destrozando el velcro para desvestirla
Descubrió su espalda y vio en su cuello la palabra "Maddie", más abajo, en el medio de su envés estaba escrita la frase "Ábreme si quieres vivir" y al momento en que lo leyó corrió hacia la cocina a buscar el cuchillo más grande. Sin piedad alguna, penetró aquél plástico como a un trozo de carne muerta y le hizo un tajo que recorrió su espalda, lo abrió y halló en el interior un sobre pequeño, de apariencia exacta al que había encontrado hacía veinte horas, con la diferencia que éste estaba bloqueado con un sello rectangular con el apellido "Tussaud" escrito.
Lo abrió desesperadamente y leyó lanzando de su boca sucia de vómito, un gemido de horror que no cesaba.
"Mis queridos malaventurados, no lo tomen de manera personal todas las desdichas que le he hecho pasar. No quería hacerles sufrir, pero no podré revivir plenamente si no entrego antes de tiempo los tres cuerpos necesarios.
Aun así, si estás en contra de mis planes, te doy el permiso para que continúes tu vida en paz. Simplemente debes enterrar mi cuerpo de plástico, aquél que tome prestado para realizarlo todo y entiérralo bajo una de las higueras en un agujero profundo y grande como para poner un humano, sólo de ésta forma mi alma descansará en paz y ya no podré volver al mundo real. Mis dioses son deidades muy generosas con los humanos y aún en contra de mi voluntad, me han obligados a decirles la solución a su problema, pero recuerda, sólo podrás lograrlo si todavía no han muerto dos de ustedes"
Axel no sabía si en ese momento debía gritar de felicidad o entregarse al terror que corría por sus venas y que hacían que su pecho estalle en latidos.
Agarró a la muñeca de los pelos corrió como un felino africano hacia el fondo de su casa para tomar una pala de excavación.
Afuera caía un rocío invernal, pero a Axel ni siquiera se le pasó por la cabeza abrigarse. Atravesó nuevamente la casa, ésta vez su meta era el frente hacia la higuera más cercana, tenía ambas manos ocupadas y en su mente yacía la pregunta "¿Dónde está Edith?"
La llamó a gritos imaginando cómo se lamentaría si estuviese muerta, no solamente porque se quedaría sólo, sino porque habría faltado a la única condición que tenía el macabro juego de Amadine, no enterrar a la muñeca si ya hay dos personas muertas.
Cuando salió por la puerta delantera, vio a Edith de espaldas sentada sobre la hamaca del sauce, parecía estar en perfectas condiciones pero no quiso vociferarle, algo dentro de sí le decía que debía terminar con el entierro cuando antes y además comprendía como comprendía la obsesión de su hija hacia la muñeca, la verlo enterrarla protestaría contra él y no tenía tiempo para ese tipo de escenas.
Tiró la muñeca hacia un lado y de inmediato comenzó a cavar. Al hacerlo, Edith se dio cuenta de lo que hacía y se acercó a él, inexplicablemente no levantó queja alguna, permaneció callada todo el tiempo salvo tres o cuatro veces en donde tosía y le sangraban las narices, en esos momentos era en los que Axel más se apresuraba. Por suerte, la tierra estaba húmeda por el abundante rocío que la había ablandado, entonces no tardó mucho tiempo en cavar el gran pozo. Cuando terminó, no pudo evitar largar una aturdidora carcajada cuyo aullido demente torció del miedo hasta a las higueras. Agarró del pelo a la muñeca que había permanecido inmóvil todo el tiempo y la arrojó adentro.
_ ¡Ahí tienes tu maldito pozo, hija de puta! ¡Ahora déjanos en paz! –le exclamó
Cargó un montón de tierra con la pala y comenzó a llenar el pozo, pero algo lo detuvo. Sintió un dolor indescriptible en su espalda, algo frío y filoso lo había atravesado de atrás, percibió que sus pulmones le ardían pero al mismo tiempo sentía congelado el resto de su cuerpo. Tosió una vez y de su boca saltó un chorro de sangre, su respiración ahora había alcanzado el punto máximo de agitación y cada vez le costaba más tomar aire.
Edith retiró el cuchillo que había clavado en la espalda de su padre y soltó una risita al mismo tiempo que éste caía al pozo. Golpeó su cabeza con la tierra húmeda y desparramada, estaba boca arriba junto a la muñeca Maddie que enigmáticamente, tenía la nariz y la boca empapadas de sangre.
Aún con el dolor que estaba terminando con su vida y la tos sangrienta que sucedía cada cinco segundos, tomó fuerzas para decir sus últimas palabras.
_ Ed... Edith... ¿Qué me has hecho?
La niña se rió nuevamente y agarró la pala del piso, luego habló:
_ ¿Edith? –Largó una carcajada malvada Éste ya no es el cuerpo de tu hija. Ella ahora está muerta, justo a tu lado. –Axel le dio un vistazo a la muñeca y en un esfuerzo de llorar, una corriente de dolor le hizo retorcer su cuerpo, la niña siguió hablando Lo más gracioso de todo es que yo sólo te he matado a ti, pero tú... tú has matado a toda tu familia, accidentalmente, pero en fin, los has matado a todos. Por si el dolor no te deja darte cuenta, cuando abriste a la muñeca por la espalda para retirar el sobre, en realidad se lo estabas haciendo a mi querida amiga Edith, pero no te preocupes, posiblemente murió en el segundo y sin darse cuenta; y ahora morirás tú, tal y como me lo han predicho los dioses. –En ese momento, Axel dejó de respirar y el viento furioso: el viento de mal, sopló por toda la casa Ya he entregado mis tres ofrendas, ya los he sacrificado y ahora, estoy nuevamente viva.